
Hacia 1991, Pilar Miró impulsó una serie para la televisión española protagonizada por Fernando Rey como Don Quijote y Alfredo Landa como Sancho Panza. Consciente de que se trataba de la obra máxima de la españolidad, se puso todo el esfuerzo en una realización que estuviera a la altura del texto adaptado. Cuando se llevan adelante este tipo de proyectos, sobrevuela una pátina de “oficialidad” que lamentablemente deteriora y/o degrada el valor estético de la obra en cuestión.
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